the Week of Proper 9 / Ordinary 14
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Daily Devotionals
De día en día
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romans 8:18).
Consideradas en sν mismas, las aflicciones del tiempo presente pueden ser espantosas. Reflexiono en los horribles sufrimientos de los mαrtires cristianos. Pienso en lo que algunos del pueblo de Dios han tenido que soportar en los campos de concentraciσn. ΏQuι diremos acerca de los horribles sufrimientos asociados con la guerra? ΏLos crueles desmembramientos y parαlisis relacionados con los accidentes? ΏEl dolor indecible de los cuerpos humanos atormentados por el cαncer u otras enfermedades?
Y sin embargo, el sufrimiento fνsico tan sσlo es parte de la historia. En ocasiones parece que el dolor corporal es mαs fαcil de sobrellevar que la tortura mental. ΏNo es lo que Salomσn tenνa en mente cuando escribiσ: “El αnimo del hombre soportarα su enfermedad; mαs Ώquiιn soportarα al αnimo angustiado?” (Proverbs 18:14)? Estαn las aflicciones que vienen con la infidelidad en la relaciσn matrimonial, con la muerte de un ser amado o con la desilusiσn que viene tras un sueρo hecho pedazos. Nos acongojamos al ser abandonados, y al ser traicionados por un amigo cercano. A menudo nos asombramos ante la capacidad de la constituciσn humana para soportar los golpes, las agonνas y los dolores aplastantes de la vida.
Vistas por ellas mismas, estas aflicciones son abrumadoras. Pero cuando se ven junto a la gloria venidera, sσlo son pinchazos de alfiler. Pablo dice de ιstas que no son: “comparables con la gloria venidera que ha de manifestarse en nosotros”. Si los sufrimientos son tan grandes, ΅cuαnto mαs grande debe ser la gloria!
En otro pasaje, el apσstol Pablo se entrega a un delicioso estallido de imαgenes espirituales cuando dice que: “esta leve tribulaciσn momentαnea produce en nosotros un cada vez mαs excelente y eterno peso de gloria” (2 Corinthians 4:17). Visto a gran escala, las aflicciones son peso pluma mientras que la gloria tiene un peso infinito. Si las juzgamos por el calendario, las aflicciones son momentαneas mientras que la gloria es eterna.
Cuando veamos al Salvador al final de la jornada, los sufrimientos de este tiempo presente se desvanecerαn convirtiιndose en una insignificancia.
Cuando veamos a Jesϊs, todo habrα valido la pena.
Aun la prueba mαs grande, aquel dνa se verα pequeρa.
Una mirada de su rostro amado, toda pena borrarα,
Con tal de ver a Cristo, con valor el paso apretarι.
Esther K. Rusthoi
William MacDonald
De dνa en dνa ("Editorial Discνpulo")