the First Week of Advent
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Daily Devotionals
De día en día
“...y hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones”
( 5:19).
Cantar en este versνculo va ligado al hecho de estar llenos del Espνritu, como si el canto fuera uno de los resultados seguros de estar llenos. Probablemente se deba a esto que casi todos los grandes avivamientos de la historia hayan ido acompaρados por el canto. El avivamiento galιs era un ejemplo notable.
Nadie tiene tanto porquι cantar como los cristianos, y nadie tiene una herencia tan rica en salmos, himnos y cantos espirituales. Nuestros himnos expresan con lenguaje majestuoso lo que tan a menudo sentimos pero no podemos expresar. Algunos himnos manifiestan ideas que pueden estar mαs allα de nuestra propia experiencia, himnos de compromiso completo tales como: “Todo a Cristo yo me rindo”. En casos como ιste podemos cantarlos como la aspiraciσn de nuestros corazones.
Cuando cantamos espiritualmente, lo que cuenta no es el ritmo, la melodνa o la armonνa. Lo importante es que el mensaje salga del corazσn y ascienda hasta Dios en el poder del Espνritu Santo. Mary Bowley expresσ bien esta verdad en las siguientes lνneas:
Seρor, sabemos que no importarα
Cuαn dulce pueda ser la canciσn;
Si el Espνritu enseρa al corazσn
De ιl melodνa para Ti saldrα.
El Espνritu de Dios puede usar el canto asν como utiliza la predicaciσn de la Palabra. La madre de Grattan Guinness escuchσ a un granjero que cantaba mientras cultivaba su campo y decidiσ no suicidarse ahogαndose en el rνo. El Dr. Guinness decνa mαs tarde: “Todo lo que soy para Dios, lo debo a un humilde campesino cristiano que cantaba alabanzas al Seρor mientras hacνa su tarea”.
Aquellos que se ocupan en el ministerio de la mϊsica cristiana tienen que guardarse de dos peligros. Uno, es el peligro que el yo crezca. Como sucede con otras formas del ministerio pϊblico, es fαcil embarcarse en un gigante viaje del ego. Siempre estα latente la tentaciσn de tratar de impresionar a la gente con el propio talento en vez de cantar para la gloria de Dios y la bendiciσn de Su pueblo.
El otro peligro es el de entretener en vez de edificar. Es del todo posible cantar las letras con gran habilidad musical y sin embargo no hacer llegar el mensaje a los corazones de los oyentes. Tambiιn es posible entusiasmar emocionalmente a la gente con cantos que son insustanciales, frνvolos y totalmente indignos del Seρor al que amamos.
Las diversas culturas tienen diferentes gustos musicales, pero en todas las culturas los cantos deben ser doctrinalmente sanos, uniformemente reverentes y espiritualmente edificantes.