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Bible Commentaries
Éxodo 30

Comentario Crítico y Explicativo de toda la BibliaComentario Crítico

Versículos 1-38

EL ALTAR DEL INCIENSO.

1. Harás asimismo un altar de sahumerio de perfume etc.—su material sería como el del arca del testimonio, pero sus dimensiones muy pequeñas.

2. será cuadrado—el sentido de lo cual no es que fuera enteramente de forma cúbica, sino que su superficie de arriba y la de abajo, tendría cuatro costados iguales. Era de altura doble de la anchura, pues tenía 48 centímetros de ancho pero 96 centímetros de altura. Tenía “cuernos”; sobre la superficie de arriba sobresalía un borde, llamado corona, y a sus cuatro esquinas tenía anillos para su transportación. La única pieza de mueblaje que lo acompañaba, era un incensario de oro o sartén en el cual se prendía fuego al incienso sobre el altar. Por esto se llamaba el altar de incienso, o “altar de oro”, por el grado profuso en que estaba dorado o enchapado con el metal precioso. Este esplendor se adaptaba a la edad temprana de la iglesia, pero en tiempos posteriores, cuando el culto había de ser más espiritual, el altar de incienso fué descrito proféticamente no como de oro, sino de madera, y de doble tamaño de aquél en el tabernáculo, porque la iglesia se extendería ampliamente ( Malaquías 1:11).

6. lo pondrás delante del velo que está junto al arca del testimonio—que separaba el lugar santo del lugar santísimo. El altar estaba en el medio, entre la mesa del pan de la proposición y el candelero, próximo al lugar santísimo, a distancias iguales de la pared norte y la pared sur; en otras palabras, ocupaba un lugar del lado de fuera del gran velo de separación, pero directamente en frente del propiciatorio, que estaba dentro del velo sagrado; de modo que, aunque el sacerdote que ministraba junto al altar, no podía ver el propiciatorio, había de mirar hacia él, y presentar el incienso hacia allá. Este fué un arreglo especial, y fué ideado para enseñar la lección importante de que, aunque no podemos, con los ojos físicos, ver el trono de la gracia, tenemos que “dirigir nuestras oraciones hacia él y mirar arriba” (comp. 2 Corintios 3:14; Hebreos 10:20; Apocalipsis 4:1).

7. quemará sobre él Aarón sahumerio de aroma—literalmente, “incienso de especias”; fuertes sustancias aromáticas eran quemadas sobre este altar para contrarrestar por su fragancia odorífera los olores desagradables de los sacrificios; o el incienso era empleado en una ofrenda tributaria que los orientales solían hacer como señal de honor a los reyes; y como Dios era el Gobernador Teocrático de Israel, en el palacio de él no había de faltar una usanza de tal significación. Para estos dos fines servía el altar: el de desinfectar los departamentos del edificio sagrado, mientras que la pura llama tenue, según opiniones orientales, era un tributo honorario a la majestad del Rey de Israel. Pero había en ello un sentido superior todavía; porque como el tabernáculo era no sólo un palacio para el Rey de Israel, sino un lugar de adoración para el pueblo de Dios, este altar fué inmediatamente relacionado con un propósito religioso. En el estilo de los escritores sagrados, el incienso era un símbolo o emblema de la oración (Salmo 141:2; Apocalipsis 5:8; Apocalipsis 8:3). Por la combinación uniforme de los dos servicios, es evidente que el incienso era un emblema de las oraciones de adoradores sinceros que subían al cielo en la nube de perfume; y, por consiguiente, el sacerdote que oficiaba al altar, tipificaba el oficio intercesorio de Cristo ( Lucas 1:10; Hebreos 7:25).

8. Aarón … quemará el sahumerio—Aparentemente limitando el privilegio de oficiar al altar de incienso al sumo sacerdote solo, y no hay duda de que él y sus sucesores atendían exclusivamente este altar en las grandes festividades religiosas. Pero “Aarón” se usa frecuentemente por todo el orden sacerdotal, y en tiempos posteriores, cualquiera de los sacerdotes podría haber oficiado en este altar por turno ( Lucas 1:9). cada mañana … al anochecer—En todos los períodos de la historia nacional este culto diario era observado escrupulosamente.

9. No ofreceréis sobre él sahumerio extraño—o sea, de una composición diferente de aquel cuyos ingredientes son descritos tan minuciosamente.

11-16. Cuando tomares el número de los hijos de Israel, etc.—Esto hizo Moisés dos veces, y sin duda se atuvo a la ley aquí prescrita. El impuesto no se tomaba de las mujeres, de los menores de edad, ni de los hombres viejos ( Números 1:42, Números 1:45) ni de los levitas ( Números 1:47), porque ellos no eran remunerados. Suponiéndose que el siclo del santuario era como media onza, aunque nada de seguro sobre ello se sabe, la suma pagadera por cada uno era como dos chelines con cuatro peniques. Esta no era contribución voluntaria, sino un rescate por el alma o la vida del pueblo. Se exigía a todas las clases por igual, y una negativa de pagarla significaba una exclusión voluntaria de los privilegios del santuario, y un peligro de los juicios divinos. Era probablemente el mismo impuesto que se le exigió a nuestro Señor ( Mateo 17:24), y era genealmente dedicado a las composturas y otros usos del santuario.

18-21. Harás también una fuente de metal—Aunque no formaba parte componente del moblaje del tabernáculo, este vaso estaba estrechamente asociado con él; y aunque por estar a la entrada, sería objeto familiar, poseía gran interés e importancia para los propósitos bautismales a que era dedicado. No se da ningún detalle por el cual se pueda saber su forma o tamaño; pero es probable que fuera un modelo en miniatura del tanque circular de Salomón. su basa—Se supone que esta basa no era el pedestal, sobre el cual descansara la fuente, sino una artesa o batea bajo la fuente en la cual se dejaba fluir el agua por un grifo; porque la manera en que todos los orientales se lavan las manos y los pies es echando agua sobre ellos, la cual cae en una jofaina. Esta fuente fué provista sólo para los sacerdotes. Pero en la dispensación cristiana todos los creyentes son sacerdotes, y por esto el apóstol los exhorta a acercarse a Dios ( Josué 13:10; Hebreos 10:22).

22-33. tú has de tomar de las principales drogas, etc.—El aceite es mencionado frecuentemente en las Escrituras como emblema de santificación, y el ungir con él es un medio de designar objetos como también personas para el servicio de Dios. Aquí se prescribe por autoridad divina y se describen los diferentes ingredientes en sus diferentes proporciones, los cuales habían de componer el aceite usado en consagrar el moblaje del tabernáculo. mirra—una goma fragante y medicinal de un árbol poco conocido de Arabia. canela aromática—producida por una especie de laurel, hallado principalmente en la isla de Ceylán. Esta especia se extrae de la corteza interior, pero no se sabe si la canela mencionada por Moisés es la misma que conocemos nosotros. cálamo aromático—o caña dulce, producto de Arabia e India, de un color moreno; es parecida a la caña común y es fuertemente odorífera. casia—de la misma especie de árbol que la canela; algunos creen que sea la corteza exterior de aquel árbol. Todos estos juntos sumarían 120 libras hin—palabra de origen egipcio, una medida igual a cinco litros. Siendo mezclado con el acelte de oliva -sin duda, de lo más puro- este compuesto tal vez retenía su forma líquida, y había una prohibición estricta contra su uso para otros fines que no fueran la unción del tabernáculo y sus muebles.

34-38. Dijo aún Jehová a Moisés: Tómate aromas, estacte y uña olorosa—estacte, la mirra más fina; uña olorosa, se supone que fuera una cáscara odorífera; gálbano, una gomorresina de una planta umbelífera. incienso limpio—una goma seca, resinosa, aromática, de un árbol en Arabia, y se obtiene por incisión de la corteza. Este incienso se ponía dentro del santuario. para que estuviese a la mano, cuando el sacerdote necesitara quemarlo en el altar. El arte de componer ungüentos y perfumes era bien conocido en Egipto, donde especias fragantes eran usadas extensamente no sólo en la vida común sino en el ritual de los templos. La mayor parte de los ingredientes aquí mencionados han sido hallados en el examen minucioso de las momias y otras reliquias; y los israelitas, pues, habrían tenido en aquel país las mejores oportunidades de adquirir destreza en moler y mezclarlos, la cual tendrían que ejercer en el servicio del tabernáculo. Pero la receta para el incienso como también para el aceite en el tabernáculo, aunque recibe ilustración por las costumbres en Egipto, era peculiar, y siendo prescrita por autoridad divina, no tenía que aplicarse para fines comunes o inferiores.

Información bibliográfica
Jamieson, Robert, D.D.; Fausset, A. R.; Brown, David. "Comentario sobre Exodus 30". "Comentario Crítico y Explicativo de toda la Biblia". https://www.studylight.org/commentaries/spa/jfb/exodus-30.html. 1871-8.
 
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